EL LIBRO: UN TRUEQUE

 

Lygia Bojunga Nunes  

 

Para mí, el libro significa vida; desde que yo era muy pequeña los libros me dieron casa y comida. Así fue. Yo jugaba a que era constructora, el libro hacía de ladrillo; de pie, hacía de pared, acostado hacía de gradas de escalera, inclinado y apoyado sobre otro hacía de tejado. Y cuando la casa quedaba lista yo me escurría dentro para jugar a vivir en el libro.

 

De casa en casa fui descubriendo el mundo (de tanto hojear las paredes). Primero, mirando dibujos; luego descifrando palabras. Fui creciendo y derribé tejados con la cabeza.

 

Pero fui intimando con las palabras. Y cuanto más mías se hacían menos me acordaba de colocar el tejado o de construir nuevas casas. Sólo por una razón: ahora el libro alimentaba mi imaginación.

 

Todo el día mi imaginación comía, comía y comía; y con la barriga llena, me transportaba a vivir en el mundo entero: inglú, cabaña, palacio, rascacielos, solamente tenía que escoger y de inmediato el libro me llevaba.

 

Fue así como lentamente, me habitué a ese trueque tan placentero que –a mi manera de ver las cosas- es el trueque de la propia vida: cuanto más buscaba en el libro, este más me daba.

 

Pero como tenemos la manía de querer siempre más, me empeñé en prolongar este trueque. Comencé a fabricar ladrillos para que un niño –en algún lugar- los juntara con otros, y levantara la casa donde va a vivir.

 

Autora brasileña de literatura infantil y juvenil. Ha obtenido los premios internacionales más importantes del género, como el Hans Christian Andersen en 1982 y el Astrid Lindgren en 2004. 

 

Los libros más leídos por las pachitas son: Los amigos, Angélica, La bolsa amarilla, Chao, El sofá estampado, Seis veces Lucas, La casa de la madrina, Cuerda floja y La cama.